Mi lobito es albino, de apariencia frágil y enfermiza. A menudo abandona la manada melancólico y se dirige a lo alto del monte para buscar un soplo de valor que le ayude a superar la vida. Mi lobito vale tanto... pero parece que él no es capaz de hacer notar sus cualidades, por eso una sílfide fue a su encuentro para darle ese soplo que buscaba. Es cariñoso y fiero con la gente que daña a su manada, a pesar de su aparente soledad, será un gran maestro de la caza para sus lobatos. Espero no se sienta sólo nunca más, por mi parte necesito un pelaje caliente al cual abrazar, sentirme viva con el dolor que producen sus mordiscos juguetones.
Sus ojos son francos y protectores, como de un buen líder se espera, está destinado a velar por la seguridad de los demás, nunca encontraré a un lobo como él, si ya de por sí es difícil que uno de su raza se te acerque, el que de toda ella me haya encontrado con el mejor es prácticamente un milagro. Proclamo al viento de mi dicha, y agradezco su gratitud de darme la oportunidad de conocer a tal criatura, es lo mejor que me ha podido ocurrir. Soy inmensamente feliz.
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